“Esa noche ella estaba en un estado crítico cuando escribió la carta. María Jesús (Rivero) tomaba pastillas”, aseguró Roberto Dilascio, uno de los 16 imputados que volverá a enfrentar a un tribunal hoy a las 9 cuando comience una nueva jornada del juicio contra el denominado Clan Ale por integrar una asociación ilícita que se habría dedicado al lavado de activos.
El ex titular de la Gerenciadora del NOA, que se hizo cargo del fútbol profesional de San Martín, rompió el silencio. En una nota con LA GACETA habló, entre otros temas, sobre las misivas que Rivero, su ex pareja, le escribió a Rubén “La Chancha” Ale -con el que también estuvo vinculada sentimentalmente- durante 2011 y 2013. Esos escritos fueron considerados clave por los pesquisas para avanzar en la investigación de este caso.
- ¿Por qué dijo que era un “prestanombre” en una carta?
- Ella estaba pasando por un mal momento. El juicio contra (Marita) Verón y después nos llevaron a tener una vida calamitosa por la presión que sufríamos. Me contó que le había escrito una carta a Rubén porque tenían algunos problemas por un tema del hijo que tenían en común. “Me puse a escribir un montón de pelotudeces, pero voy a hacer que le cueste al ‘Gordo’ y que le duela”, me dijo. Y yo me enteré de que soy un “pelotudo prestanombre”, como se puede leer en una de las cartas, recién en el Juzgado. No sabía que había escrito eso. Pero si tan buena es la investigación del juez, entonces sabrá que ella estuvo internada porque quiso cortarse las venas. Estaba mal anímicamente. Creo que esa situación y las pastillas que tomaba la llevaron a escribir eso.
-¿Cómo fue su relación con Rivero?
-La relación empezó en 2003 y terminó en 2013, antes de la causa. Tuvimos un spa y anduvo bien hasta que comenzó el juicio de Marita Verón. Ahí se fue todo al carajo y tuvimos que levantarlo. Con lo que se decía, ¿quién iba a querer hacerse masajes en el negocio de Rivero y Dilascio?
-¿Tuvo relación con la empresa Cinco Estrellas?
- Jamás. Nunca me interesó. Hubiera sido fácil comprar algunos autos y hacerlos trabajar pero no me interesa; yo sólo puedo hablar del fútbol.
-¿Es verdadero el patrimonio que le endilga el juez Fernando Poviña?
- Falta a la verdad. Si tuve dos autos, pero no al mismo tiempo. Es más, al segundo lo tuve que devolver por falta de pago. También tuve una moto a medias con María Jesús y le compré un cuatriciclo a mi hijo. No tengo propiedades. Salgo de la cárcel y me tengo que ir a la casa de mi mamá.
- ¿Por qué lo acusan?
- Porque trabajaba en San Martín y ellos tenían que armar una causa ahí, porque el presidente era Rubén Ale y estaba María Jesús. Les doy la posibilidad que investiguen lo que quieran de mí. Ni siquiera conozco a todos los acusados. Y no fui amigo de los Ale, jamás. ¿Cómo voy a ser amigo de la ex pareja de la que era mi mujer?.
-¿Cree que es una causa política?
- Sí, por supuesto, por los denunciantes y por cómo se movió el juez. A mí me tocó caer en esa bolsa porque era la pareja de una persona a la que buscaban (por el caso Verón). Un mes antes la señora (Susana) Trimarco vociferaba que se habían salvado en la Justicia ordinaria, pero no iba a pasar lo mismo en la Federal.
-¿Como llegó a San Martín?
- Me probé a los 15 años y jugué profesionalmente. De grande me fui a trabajar a River. En el 2000 me llamó José Humberto Noriega, el DT, para que le diera una mano. En esa época no había ni comisión, nadie se quería hacer cargo. Cuando contrataron a otro técnico, yo no quise ser el ayudante de campo. Pasé a ser el manager y pedí que la gerenciadora estuviera a nombre mío para asegurarme el trabajo.
- ¿Hubo movimientos de dinero extraños en la gerenciadora?
- Ninguno. El último año que estuve fue en primera. El único club que terminó al día fue San Martín. El gerenciamiento fue exitoso, se ganaron cinco ascensos.
-¿Qué pasó con los $ 600.000 que había en una cuenta que a Poviña le llamó la atención durante la investigación?
-Esa cuenta se movió con un par de cheques, pero teníamos un presupuesto de $ 10 millones. $ 600.000 era una mínima parte. La salida era para pagar sueldos y todo lo demás. Es dinero lícito. No había nada escondido.
-¿Es cierto que el Ángel “Mono” Ale le dio un par de cachetazos?
-Uno solo. Yo no peleo con nadie. A él le fueron a decir que yo había dicho algo de los hinchas de San Martín. No fue por negocios ni nada. Es más, pensábamos diferente, por eso no teníamos relación.
- ¿Cómo es tu vida en la cárcel?
- Fuimos presos comunes. Estuve en el peor pabellón de Güemes un año, cuando normalmente a los dos meses te trasladan y tengo una conducta ejemplar. No tuve ningún tipo de beneficio.
“Esa noche ella estaba en un estado crítico cuando escribió la carta.
María Jesús (Rivero) tomaba pastillas”, aseguró
Roberto Dilascio, uno de los 16 imputados que volverá a enfrentar a un tribunal hoy a las 9 cuando comience una nueva jornada del juicio contra el denominado Clan Ale por integrar una asociación ilícita que se habría dedicado al lavado de activos.
El ex titular de la Gerenciadora del NOA, que se hizo cargo del fútbol profesional de San Martín, rompió el silencio. En una nota con LA GACETA habló, entre otros temas, sobre las misivas que Rivero, su ex pareja, le escribió a Rubén “La Chancha” Ale -con el que también estuvo vinculada sentimentalmente- durante 2011 y 2013. Esos escritos fueron considerados clave por los pesquisas para avanzar en la investigación de este caso.
- ¿Por qué dijo que era un “prestanombre” en una carta?
- Ella estaba pasando por un mal momento. El juicio contra (Marita) Verón y después nos llevaron a tener una vida calamitosa por la presión que sufríamos. Me contó que le había escrito una carta a Rubén porque tenían algunos problemas por un tema del hijo que tenían en común. “Me puse a escribir un montón de pelotudeces, pero voy a hacer que le cueste al ‘Gordo’ y que le duela”, me dijo. Y yo me enteré de que soy un “pelotudo prestanombre”, como se puede leer en una de las cartas, recién en el Juzgado. No sabía que había escrito eso. Pero si tan buena es la investigación del juez, entonces sabrá que ella estuvo internada porque quiso cortarse las venas. Estaba mal anímicamente. Creo que esa situación y las pastillas que tomaba la llevaron a escribir eso.
-¿Cómo fue su relación con Rivero?
-La relación empezó en 2003 y terminó en 2013, antes de la causa. Tuvimos un spa y anduvo bien hasta que comenzó el juicio de Marita Verón. Ahí se fue todo al carajo y tuvimos que levantarlo. Con lo que se decía, ¿quién iba a querer hacerse masajes en el negocio de Rivero y Dilascio?
-¿Tuvo relación con la empresa Cinco Estrellas?
- Jamás. Nunca me interesó. Hubiera sido fácil comprar algunos autos y hacerlos trabajar pero no me interesa; yo sólo puedo hablar del fútbol.
-¿Es verdadero el patrimonio que le endilga el juez Fernando Poviña?
- Falta a la verdad. Si tuve dos autos, pero no al mismo tiempo. Es más, al segundo lo tuve que devolver por falta de pago. También tuve una moto a medias con María Jesús y le compré un cuatriciclo a mi hijo. No tengo propiedades. Salgo de la cárcel y me tengo que ir a la casa de mi mamá.
- ¿Por qué lo acusan?
- Porque trabajaba en San Martín y ellos tenían que armar una causa ahí, porque el presidente era Rubén Ale y estaba María Jesús. Les doy la posibilidad que investiguen lo que quieran de mí. Ni siquiera conozco a todos los acusados. Y no fui amigo de los Ale, jamás. ¿Cómo voy a ser amigo de la ex pareja de la que era mi mujer?.
-¿Cree que es una causa política?
- Sí, por supuesto, por los denunciantes y por cómo se movió el juez. A mí me tocó caer en esa bolsa porque era la pareja de una persona a la que buscaban (por el caso Verón). Un mes antes la señora (Susana) Trimarco vociferaba que se habían salvado en la Justicia ordinaria, pero no iba a pasar lo mismo en la Federal.
-¿Como llegó a San Martín?
- Me probé a los 15 años y jugué profesionalmente. De grande me fui a trabajar a River. En el 2000 me llamó José Humberto Noriega, el DT, para que le diera una mano. En esa época no había ni comisión, nadie se quería hacer cargo. Cuando contrataron a otro técnico, yo no quise ser el ayudante de campo. Pasé a ser el manager y pedí que la gerenciadora estuviera a nombre mío para asegurarme el trabajo.
- ¿Hubo movimientos de dinero extraños en la gerenciadora?
- Ninguno. El último año que estuve fue en primera. El único club que terminó al día fue San Martín. El gerenciamiento fue exitoso, se ganaron cinco ascensos.
-¿Qué pasó con los $ 600.000 que había en una cuenta que a Poviña le llamó la atención durante la investigación?
-Esa cuenta se movió con un par de cheques, pero teníamos un presupuesto de $ 10 millones. $600.000 era una mínima parte. La salida era para pagar sueldos y todo lo demás. Es dinero lícito. No había nada escondido.
-¿Es cierto que el Ángel “Mono” Ale le dio un par de cachetazos?
-Uno solo. Yo no peleo con nadie. A él le fueron a decir que yo había dicho algo de los hinchas de San Martín. No fue por negocios ni nada. Es más, pensábamos diferente, por eso no teníamos relación.
- ¿Cómo es tu vida en la cárcel?
- Fuimos presos comunes. Estuve en el peor pabellón de Güemes un año, cuando normalmente a los dos meses te trasladan y tengo una conducta ejemplar. No tuve ningún tipo de beneficio.